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17 Por eso no se complacerá el Señor en los jóvenes,
    ni se apiadará de huérfanos y viudas,
porque todos ellos son impíos y malvados;
    sus labios profieren necedades.

A pesar de todo esto,
    la ira de Dios no se ha aplacado;
    ¡su mano aún sigue extendida!

18 La maldad arde como un fuego
    que consume zarzas y espinos,
que incendia la espesura del bosque
    y sube luego, como torbellino,
    en una columna de humo.
19 Por la ira del Señor Todopoderoso
    arderá en fuego la tierra.
Y el pueblo será pasto del fuego.
    ¡Nadie se compadecerá de su hermano!

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